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Historia

VILLARROYA

Situado a 925 m. de altitud, en la falda sur del monte Gatún (1.125 m.) y con una superficia de 11’8 km2, es un balcón privilegiado del Sistema Ibérico. Desde el postpaleolitico encontramos en su territorio huellas de pobladores hasta la actualidad.

En el s. XVI, Carlos I reconoce los derechos de pastoreo en un gran territorio del que, desde siglos atrás ya hacía uso Villaroya. Y Carlos IV, en 1789, a petición del Duque de Frías, concede a Villarroya el privilegio de liderazgo.
La riqueza natural de su entorno ha constituido la base de su economía: agrícola, ganadera y apícola. De la riqueza de su subsuelo hablan las minas de carbón que fueron explotadas desde finales de s. XIX hasta la década de los años sesenta
del s. XX.

Desde 1926 se estudia el yacimiento paleontológico de Villarroya, (cubeta terciaria de Villarroya, Plioceno inferior), del que se han extraído abundantes fósiles de micromamíferos, (expuestos en el Mueso Geominero de Madrid y en el Museo Martorell, del Ayuntamiento de Barcelona)

En el año 1985 se constituye la Asociación ‘’Amigos de Villarroya’’, que junto al Ayuntamiento inician un periodo de recuperación del pueblo, del entorno, de sus tradiciones e historias.

LA LEYENDA

La peña Gatún, de 1.153 metros de altura sobre el nivel del mar, se eleva sobre el altiplano de Villarroya, en La Rioja. Es un privilegiado mirador natural donde la vista se puerde en los infinitos montículos que nos llevan a los pies del Moncayo.

Como a unos tres kilómetros en línea recta destaca el perfil de la peña de Isasa, más esbelta y más famosa, a 1.456 metros de altura.

En medio de las dos peñas, la fe Gatún y la de Isasa, se enfila un alto y estrecho valle poblado de rocas hincadas en tierra, descarnadas, de figuras misteriosas, alineadas como si fuera un colosal ejército en orden de batalla. Por las ifugras de estas rocas, es conocido como el monte o el valle de los Caballos.
Cuenta la leyenda que en tiempo remotos habilitaban estas tierras dos sultanas, dos reinas, Isasa y Gatún, las cuales, por celos inconfesabeles, entraron en una cruel guerra a muerte.

Un día tormentoso huía asustada la reina Isasa. Llegó a lo alto del pico donde tenía su tocados, y mirando hacia atrás vio que los soldados de la reina Gatún, montados a caballo, la perseguían de cerca.
Desesperada y llena de ira, la reina Isasa pronunció contra la reina Gatún la terrible maldición:
¡Por todas las maldiciones del mundo, que me convierta yo en roca calzia, y tú y tus junetes en roca arenisca, desnuda y sin cobijo para siempre!

Entonces, entre truenos y rayos, el estupor y el miedo. Los jinetes se quedaron clavaos en tierra, sin dar un paso más, muertos y desfigurados por los siglos.

Felipe Abad León
Cronísta oficial de La Rioja

VILLARROYA, UN PUEBLO MINERO DE CARBÓN

Villarroya es un pueblo minero situado en la zona de producción riojana de carbón de tipo lignito y procedente de estratos de edad Albiense.

A partir de 1858 surge el interés por la explotación de las capas de carbón de Villarroya. La extracción de carbón se extiende en el tiempo hasta el año 1968 en el que las últimas minas de carbón se cierran. Durante el siglo XIX y principios del XX la obtención de carbón se realiza a cielo abierto, cortando la capa de carbón vertical que resulta fácilmente accesible. Desde los años 50 del siglo pasado, los trabajos pasan a realizarse mediante galerías. Tras finalizar la actividad minera, el patrimonio material inmueble que con el paso del tiempo permanece en Villarroya, está integrado principalmente por escombreras de estériles para todas las minas y solo en los casos de las minas más modernas existen algunos restos de construcciones, que corresponden a las concesiones La Abundante, La Mari Pili, y a los términos de Las Lagunillas y La Cubilla.

>> EL DIBUJO COMO MÉTODO DE RECUPERACIÓN DEL CONOCIMIENTO SOBRE EL PATRIMONIO HISTÓRICO

YACIMIENTO PALEONTOLOGICO

El yacimiento de Villarroya es un yacimiento paleontológico de origen fluvial con abundantes restos de vertebrados del Plioceno o Pleistoceno ubicado en el término municipal de Muro de Aguas (La Rioja, España), muy próximo a la localidad de Villarroya, de la que recibe el nombre.

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