LOS CORRALES
Los corrales son recintos destinados a albergar el ganado, cabras y ovejas, generalmente situados fuera de la casa y en algunos casos fuera del pueblo, aislados en el campo, son conocidos como “corrales de campo” o “majadas”.
A los corrales construidos en superficie se unen los excavados en roca. Existen numerosas oquedades naturales y cuevas horadadas por el hombre que fueron usadas para este fin y que eran utilizadas para proteger al ganado en invierno. La cueva suele ser de gran capacidad pero sin departamentos o construcciones especiales. Hoy en día valen poco dinero y hay bastantes abandonadas.
En algunos casos están formados por un grupo de tres, cuatro o cinco cuevas excavadas en paralelo que a veces se comunican entre sí, y adquieren la forma de peine, se construyen cerca de lugares con agua y de pasto para el ganado.
UTILIDAD
La utilidad principal de estos corrales es la de guardar el ganado, tanto durante la época estival, como en invierno, aunque también se solían cerrar en casa en los corrales alrededor del pueblo. Estas majadas están generalmente diseminadas por el campo ocupando grandes extensiones, en su interior alguno de ellos poseen una pequeña edificación donde pernoctaba el pastor en la época de pastoreo o trashumancia.
En estas majadas o corrales de campo se convertían, en las diferentes épocas de año, en lugar de reunión de los pastores, para hablar o comer en compañía, y lanzar la imaginación con historias y leyendas de lobos y asaltadores.
TIPOLOGÍA CONSTRUCTIVA
Desde siempre los corrales o corralizas han abundado en estos territorios para guardar el ganado tanto lanar como cabrío, constituyéndose en un fenómeno singular de arquitectura popular en la zona.
Estos corrales excavados se construían en cuevas naturales o grutas horadadas por el hombre en roca caliza, buscando su protección de los vientos, el frío o las aguas. Para favorecer su edificación se aprovechaba lo accidentado del terreno, las pendientes o bajo las mismas rocas. Las corralizas se formaban de manera sencilla a base de mampuesto de canto rodado, muy abundante en la zona, que unido a la arcilla o tierra del lugar conformaba una argamasa para su conjunción, que diseñaba el muro y las entradas para el ganado, éstas en forma redondeada. En su interior, grande y ancho se acomodaba el ganado, así como una zona para instalarse el pastor. En la parte exterior se habilitaba un espacio al aire libre cercado igualmente con piedra del lugar, donde el ganado podía permanecer en sus horas de descanso de manera controlada.